Niños dicen ser víctimas de bullying; adultos lo rechazan

Algunos padres de familia reconocen las agresiones verbales entre los infantes, pero niegan que sea unproblema catalogado como grave.

(07/ABR/2011).- Seis niños esperan fuera del salón donde será realizada la ponencia del foro estatal “Aprendamos a vivir sin violencia” a la que asistirán. Un suéter rojo los identifica como parte de una misma escuela. Tres niñas y tres hombres; cinco alumnos de sexto de primaria y uno de quinto.

Si el bullying fuera una materia más, seguramente la tendrían de antemano aprobada; saben que es la agresión física o verbal entre sus compañeros. No sólo tienen conocimiento de la definición, sino de que al igual que otros miles de niños, han sido víctimas.

A él alguna vez le dijeron “mantecoso”, y como dejado no es, también les respondía a sus compañeros con ofensas; a ella, la más alta de los seis, dice que otros niños la molestaban por su peso, pero que ahora se siente más tranquila porque desde que los acusa con su maestra, los agresores corren el riesgo de ser reprendidos por la escuela.

Verónica Valdez, de una piel blanca que hace que su blusa roja resalte, está parada en el pasillo. Frente a ella, su hija Karla y una de sus compañeras de salón. En su opinión, su hija no ha sido víctima de bullying, pero ésta interrumpe y le dice que se acuerde cuando otra niña le pegaba en primero de primaria. La madre confirma el dato anecdotario, pero insiste: bullying no es. Entre otras ofensas, recuerda Karla, a ella y la compañera que aún está a su lado las han catalogado como “cuatro ojos”, apodo que parece nunca pasar de moda.

Dos señoras están afuera del aula magna en donde es realizada la inauguración del evento. Entre ellas platican en voz baja y en sus labios resalta la palabra “violencia”, además de un gesto reprobatorio. Y es que para ellas, maestras y madres de familia, el bullying no existe; son las pandillas que están afuera de algunas escuelas, afirman, las que causan el problema.

A la hora del recreo los ánimos se agitan y los niños parecen estar a la defensiva, pero es “normal”, dice Fabiola García Ibarra, maestra de la Escuela Primaria “Urbana 19”. Y es que como ella tiene un grupo pequeño, asegura que sólo existen las ofensas cotidianas, pero casos de bullying no ha notado.

Los seis niños siguen afuera del aula y su maestra regresa. Inmediatamente sonríen y abren espacio para que pase entre ellos. Su nombre es Claudia González, y viene de la Escuela Primaria Urbana “15 de Mayo”. No rechaza el problema del bullying, y además menciona un dato que el plantel obtuvo a partir de trabajos psicológicos: los niños de primero a sexto de primaria tienen un autoestima bajo. Es por eso, asegura, que la institución educativa se ha encargado de implementar un programa independiente a la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ), mediante el cual psicólogos hablan con los niños para hacer lo posible por solucionar el problema.

Antes de hacer dichas acciones, la Escuela Primaria Urbana “15 de Mayo” realizó un diagnóstico, el cual, menciona Claudia González, dio como origen del problema al hogar, especialmente aquellos en los que los padres están obligados a trabajar todo el día, y en los que al infante no le queda más que convivir con otras personas, incluso con las que están en las calles.

¿Qué es el bullying?

El portal de Educación del Gobierno del Distrito Federal resalta que se trata de un fenómeno estudiado a partir de la creciente violencia escolar, “específicamente el maltrato e intimidación que se manifiesta cotidianamente, entre niños, niñas y adolescentes”.

Según el mismo texto, el problema se caracteriza porque quien lo ejerce ostenta un deseo de intimidar o dominar a otras personas. En cuanto al victimario, resalta que sufre un daño físico y/o emocional que desencadena una baja en la autoestima, estados de ansiedad y en ocasiones depresión.

El término bullying es de origen inglés, y su traducción textual al español es “intimidación”.